A partir de ahora, el reto de los mandatarios del país asiático será mantener
el crecimiento o, al menos, hacer aceptable una desaceleración controlada. Los
futuros dirigentes chinos tendrán que responder a un desafío formidable: ¿cómo
mantener el ritmo de crecimiento del que ha gozado el país a lo largo de los
últimos diez años?
Esta y otras preguntas crean debate. Así lo atestiguan los fragmentos de
artículos que publicamos a continuación en colaboración con China Analysis.
Única publicación en Europa que se apoya en fuentes en lengua china, esta
revista bimestral, editada por la asociación de investigación Asia Centre,
expone los puntos de vista de personalidades de la República Popular China, de
Hong Kong y de Taiwan sobre la política interior y la economía chinas.
1. Reducir el peso de las empresas públicas
"En 2011, la renta bruta agregada de las empresas públicas chinas alcanzaba
los 30.300.000 millones de yuanes, el 64% del PIB chino. Estas empresas
representaban una parte considerable de la economía nacional. Según el Instituto
de Investigación Económica Tianze, durante el período 2001-2009 habían
registrado una tasa de rendimiento anual media del 8,16 por ciento.
Sin embargo, cuando a estos cálculos se les restaban las subvenciones
estatales recibidas, su rendimiento caía espectacularmente a -6,29 por ciento.
Por tanto, hay que reorganizarlas."
2. Replantear la política energética
"Según Yang Fuqiang (un investigador, NDLR), en 2009 China se había
convertido en el primer país consumidor de energía en el mundo y, en 2011,
representaba ya más del 20 por ciento del consumo de energía primaria mundial.
Además, el país también trata de ralentizar el crecimiento de su demanda
doméstica.
Según el investigador Yang-Mingzhou, el estallido de los monopolios de las
grandes empresas del Estado debería permitir la instalación de mecanismos
transparentes de formación de los precios."
3. Modernizar con urgencia el sistema financiero
La crisis ha engendrado grandes oportunidades para China, pero ha revelado,
asimismo, las debilidades estructurales de su sistema económico. El acceso a la
financiación de actores económicos privados capaces de desarrollar el mercado
interior es difícil, la oferta de servicios financieros es limitada y, por
tanto, la oferta de crédito no puede ser satisfecha a través de las vías
habituales.
El gobierno debe mejorar la oferta de servicios financieros y romper el
monopolio de la industria financiera para permitir una variedad de
establecimientos financieros.
4. Poner estricto freno a la corrupción
Entre los 183 empleados superiores de 19 ministerios y comisiones, 56 ya han
tenido una experiencia de management en alguna empresa del Estado. Esta
situación crea conflictos de intereses. Numerosos políticos son nombrados por
turnos a la cabeza de empresas públicas y pueden por tanto utilizar sus
relaciones para hacer que su empresa, en base a cuyos resultados son juzgados,
disfrute de un trato de favor. Esta politización también crea oportunidades de
búsqueda de ganancias que el gobierno debe imperativamente esforzarse en juzgar
estrictamente.
5. Conciliar la expansión y el medio ambiente
"Los objetivos del XII Plan en materia de protección del medio ambiente serán
difíciles de alcanzar: el año 2011 ha visto los ahorros de energía progresar en
sólo un 2,01 por ciento. Además, el investigador Yang Fuqiang subraya que el
consumo energético y las emisiones de CO2 aumentarían respectivamente en un
26,2% y un 17,7 por ciento en relación a 2010.
Para alcanzar estos objetivos de ahorro de energía y de protección del medio
ambiente, China necesita dotarse de una nueva estructura de recursos energéticos
"limpia y baja en carbono".
6. Construir una verdadera política social
Desde la reforma fiscal de 1995, que limita fuertemente los ingresos de los
gobiernos locales, éstos se encuentran en una situación de tensión creciente
entre la sociedad y las administraciones, evaluadas éstas en gran parte en base
a su capacidad para mantener la estabilidad social.
Así pues, esta postura incita a los gobiernos locales a adoptar una lógica de
"cero incidentes" que los lleva más a tratar de impedir que los niveles
superiores estén al corriente de los problemas, que a tratar de solucionar estos
mismos problemas.
Fuente: El Economista Digital