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Fernando González
GESTIÓN DE PYMES
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viernes, 14 de diciembre de 2012
martes, 20 de noviembre de 2012
LA CRISIS ESPAÑOLA DESDE OTRO PUNTO DE VISTA
He aquí un mensaje positivo. No todo en estos tiempos es crisis y malas noticias. España todavía tiene mucho que ofrecer.
Fernando González
www.avantiasolutions.com
miércoles, 14 de noviembre de 2012
jueves, 8 de noviembre de 2012
LAS REFORMAS DE LA NUEVA CHINA
A partir de ahora, el reto de los mandatarios del país asiático será mantener
el crecimiento o, al menos, hacer aceptable una desaceleración controlada. Los
futuros dirigentes chinos tendrán que responder a un desafío formidable: ¿cómo
mantener el ritmo de crecimiento del que ha gozado el país a lo largo de los
últimos diez años?
Esta y otras preguntas crean debate. Así lo atestiguan los fragmentos de artículos que publicamos a continuación en colaboración con China Analysis. Única publicación en Europa que se apoya en fuentes en lengua china, esta revista bimestral, editada por la asociación de investigación Asia Centre, expone los puntos de vista de personalidades de la República Popular China, de Hong Kong y de Taiwan sobre la política interior y la economía chinas.
1. Reducir el peso de las empresas públicas
"En 2011, la renta bruta agregada de las empresas públicas chinas alcanzaba los 30.300.000 millones de yuanes, el 64% del PIB chino. Estas empresas representaban una parte considerable de la economía nacional. Según el Instituto de Investigación Económica Tianze, durante el período 2001-2009 habían registrado una tasa de rendimiento anual media del 8,16 por ciento.
Sin embargo, cuando a estos cálculos se les restaban las subvenciones estatales recibidas, su rendimiento caía espectacularmente a -6,29 por ciento. Por tanto, hay que reorganizarlas."
2. Replantear la política energética
"Según Yang Fuqiang (un investigador, NDLR), en 2009 China se había convertido en el primer país consumidor de energía en el mundo y, en 2011, representaba ya más del 20 por ciento del consumo de energía primaria mundial. Además, el país también trata de ralentizar el crecimiento de su demanda doméstica.
Según el investigador Yang-Mingzhou, el estallido de los monopolios de las grandes empresas del Estado debería permitir la instalación de mecanismos transparentes de formación de los precios."
3. Modernizar con urgencia el sistema financiero
La crisis ha engendrado grandes oportunidades para China, pero ha revelado, asimismo, las debilidades estructurales de su sistema económico. El acceso a la financiación de actores económicos privados capaces de desarrollar el mercado interior es difícil, la oferta de servicios financieros es limitada y, por tanto, la oferta de crédito no puede ser satisfecha a través de las vías habituales.
El gobierno debe mejorar la oferta de servicios financieros y romper el monopolio de la industria financiera para permitir una variedad de establecimientos financieros.
4. Poner estricto freno a la corrupción
Entre los 183 empleados superiores de 19 ministerios y comisiones, 56 ya han tenido una experiencia de management en alguna empresa del Estado. Esta situación crea conflictos de intereses. Numerosos políticos son nombrados por turnos a la cabeza de empresas públicas y pueden por tanto utilizar sus relaciones para hacer que su empresa, en base a cuyos resultados son juzgados, disfrute de un trato de favor. Esta politización también crea oportunidades de búsqueda de ganancias que el gobierno debe imperativamente esforzarse en juzgar estrictamente.
5. Conciliar la expansión y el medio ambiente
"Los objetivos del XII Plan en materia de protección del medio ambiente serán difíciles de alcanzar: el año 2011 ha visto los ahorros de energía progresar en sólo un 2,01 por ciento. Además, el investigador Yang Fuqiang subraya que el consumo energético y las emisiones de CO2 aumentarían respectivamente en un 26,2% y un 17,7 por ciento en relación a 2010.
Para alcanzar estos objetivos de ahorro de energía y de protección del medio ambiente, China necesita dotarse de una nueva estructura de recursos energéticos "limpia y baja en carbono".
6. Construir una verdadera política social
Desde la reforma fiscal de 1995, que limita fuertemente los ingresos de los gobiernos locales, éstos se encuentran en una situación de tensión creciente entre la sociedad y las administraciones, evaluadas éstas en gran parte en base a su capacidad para mantener la estabilidad social.
Así pues, esta postura incita a los gobiernos locales a adoptar una lógica de "cero incidentes" que los lleva más a tratar de impedir que los niveles superiores estén al corriente de los problemas, que a tratar de solucionar estos mismos problemas.
Esta y otras preguntas crean debate. Así lo atestiguan los fragmentos de artículos que publicamos a continuación en colaboración con China Analysis. Única publicación en Europa que se apoya en fuentes en lengua china, esta revista bimestral, editada por la asociación de investigación Asia Centre, expone los puntos de vista de personalidades de la República Popular China, de Hong Kong y de Taiwan sobre la política interior y la economía chinas.
1. Reducir el peso de las empresas públicas
"En 2011, la renta bruta agregada de las empresas públicas chinas alcanzaba los 30.300.000 millones de yuanes, el 64% del PIB chino. Estas empresas representaban una parte considerable de la economía nacional. Según el Instituto de Investigación Económica Tianze, durante el período 2001-2009 habían registrado una tasa de rendimiento anual media del 8,16 por ciento.
Sin embargo, cuando a estos cálculos se les restaban las subvenciones estatales recibidas, su rendimiento caía espectacularmente a -6,29 por ciento. Por tanto, hay que reorganizarlas."
2. Replantear la política energética
"Según Yang Fuqiang (un investigador, NDLR), en 2009 China se había convertido en el primer país consumidor de energía en el mundo y, en 2011, representaba ya más del 20 por ciento del consumo de energía primaria mundial. Además, el país también trata de ralentizar el crecimiento de su demanda doméstica.
Según el investigador Yang-Mingzhou, el estallido de los monopolios de las grandes empresas del Estado debería permitir la instalación de mecanismos transparentes de formación de los precios."
3. Modernizar con urgencia el sistema financiero
La crisis ha engendrado grandes oportunidades para China, pero ha revelado, asimismo, las debilidades estructurales de su sistema económico. El acceso a la financiación de actores económicos privados capaces de desarrollar el mercado interior es difícil, la oferta de servicios financieros es limitada y, por tanto, la oferta de crédito no puede ser satisfecha a través de las vías habituales.
El gobierno debe mejorar la oferta de servicios financieros y romper el monopolio de la industria financiera para permitir una variedad de establecimientos financieros.
4. Poner estricto freno a la corrupción
Entre los 183 empleados superiores de 19 ministerios y comisiones, 56 ya han tenido una experiencia de management en alguna empresa del Estado. Esta situación crea conflictos de intereses. Numerosos políticos son nombrados por turnos a la cabeza de empresas públicas y pueden por tanto utilizar sus relaciones para hacer que su empresa, en base a cuyos resultados son juzgados, disfrute de un trato de favor. Esta politización también crea oportunidades de búsqueda de ganancias que el gobierno debe imperativamente esforzarse en juzgar estrictamente.
5. Conciliar la expansión y el medio ambiente
"Los objetivos del XII Plan en materia de protección del medio ambiente serán difíciles de alcanzar: el año 2011 ha visto los ahorros de energía progresar en sólo un 2,01 por ciento. Además, el investigador Yang Fuqiang subraya que el consumo energético y las emisiones de CO2 aumentarían respectivamente en un 26,2% y un 17,7 por ciento en relación a 2010.
Para alcanzar estos objetivos de ahorro de energía y de protección del medio ambiente, China necesita dotarse de una nueva estructura de recursos energéticos "limpia y baja en carbono".
6. Construir una verdadera política social
Desde la reforma fiscal de 1995, que limita fuertemente los ingresos de los gobiernos locales, éstos se encuentran en una situación de tensión creciente entre la sociedad y las administraciones, evaluadas éstas en gran parte en base a su capacidad para mantener la estabilidad social.
Así pues, esta postura incita a los gobiernos locales a adoptar una lógica de "cero incidentes" que los lleva más a tratar de impedir que los niveles superiores estén al corriente de los problemas, que a tratar de solucionar estos mismos problemas.
Fuente: El Economista Digital
viernes, 19 de octubre de 2012
martes, 9 de octubre de 2012
LA FATIGA DE LA PYME ESPAÑOLA
A punto de afrontar el cuarto trimestre del año, en un ejercicio realmente
difícil, las pymes españolas emiten señales cada vez más intensas de fatiga. Los
efectos de esta nueva recesión, la segunda en menos de tres años, ya no sólo
generan más incertidumbre, sino cansancio. Agotamiento. Es verdad que el
Gobierno, en estos primeros nueve meses de 2012, ha realizado un buen número de
reformas. Y en general, en mi opinión, se han orientado en una buena dirección.
No son las que reclamábamos las organizaciones empresariales, aunque sí hay
coincidencias en las grandes líneas.
De todas ellas, ha habido dos de especial trascendencia para las empresas. La reforma del mercado laboral, que ha mejorado la flexibilidad interna de la empresa, en beneficio del empleo -aunque la percepción de sus bondades tarda en llegar, pero llegará, a pesar de la desmesurada campaña en contra capitaneada por los sindicatos y algunos partidos políticos-. Y, en segundo lugar, la actualización de los pagos a proveedores por parte de las Administraciones autonómicas y locales, que ha permitido reducir sensiblemente la morosidad pública y ha compensado el déficit de liquidez que arrastraba el tejido pyme.
Pero el pequeño y mediado empresario -como el autónomo- sigue inmerso en la misma carrera de obstáculos de hace un año. Probablemente, cabe pensar, los grandes y urgentes retos macroeconómicos han exigido toda la atención y todo el esfuerzo de las instituciones públicas. Es probable. En todo caso, echamos en falta que el Gobierno se ocupe algo más, también, de la economía real, que es la que vivimos día a día los pequeños y medianos empresarios de España.
El impacto de la crisis mantiene todo su rigor en el tejido pyme. Si hasta 2009 las pequeñas y medianas empresas pudieron mantener los márgenes de beneficio y el empleo, desde ese año hasta ahora el deterioro ha sido espectacular. El resultado de las pymes se redujo en 2009 en un 65%; en 2010, un 24% más; y en 2011, un 7% más. Y la tendencia de 2012 no es mejor, sino todo lo contrario, porque el beneficio neto ordinario registrado en el primer trimestre ha supuesto una reducción de casi el 41% con respecto al mismo periodo de 2011.
Éste es uno de los indicadores más significativos del particular calvario de las pymes, cuyos datos ofrece trimestralmente el Banco de España (Central de Balances). Y éstos reflejan claramente la especial dificultad de la pyme (prácticamente el 99% de las empresas que operan en España), en comparación con las grandes compañías. En las primeras, por ejemplo, sólo durante los tres primeros años de la crisis (2007-2009), la rentabilidad ordinaria de los recursos propios se contrajo del 9 al 0,5%; mientras que la reducción registrada en las grandes empresas fue del 13 al 9%.
Este diferencial responde, sobre todo, a la mayor dependencia de la pyme respecto de la evolución de la demanda interna, que sigue en términos negativos. Consecuencia de ello es que, en 2011, el VAB de dos sectores de actividad tan importantes del tejido pyme, como el comercio y la hostelería, haya registrado un descenso del 2,2%.
De hecho, según el estudio de Sage sobre el sector en 2011, el primer freno para el emprendedor actualmente es la falta de financiación (42%); y, en segundo lugar, la incertidumbre del mercado (22%). A todo ello se une un dato más, que explica en gran medida también la desesperación del pequeño y mediano empresario: el aumento de los impuestos.
Los empresarios podemos llegar a entender, no a compartir, que en esta gran ofensiva contra el déficit público, cuyo control es básico para el crecimiento, el Gobierno se haya visto obligado a aumentar los ingresos por la vía impositiva; y confiamos en que esta subida tan importante de los impuestos -estatales, autonómicos y locales- pueda corregirse a corto plazo. Pero no comprendemos que el ajuste del gasto público no haya afrontado ya una reducción estructural, de manera que el tamaño del sector público se adapte al nuevo estado de los ingresos.
Las Administraciones han tratado de controlar el déficit cíclico, pero no han dado pasos suficientes para afrontar ese necesario ajuste estructural. Y así, mediante algunos recortes y la práctica supresión de las principales partidas destinadas a la inversión, el sector público trata de cumplir unos objetivos de déficit sin alcanzar el tamaño adecuado y sin definir la cartera de servicios básicos que realmente puede ofrecer al ciudadano.
En una España en prolongada recesión, con una demanda a la baja desde hace cinco años, con un mercado seccionado por las normativas autonómicas, imbuidos en el absurdo debate secesionista en lugar de buscar la unidad de mercado, con una burocracia a todas luces desmesurada, sin inversión pública, sin incentivos a la inversión privada, con el aumento de los impuestos y con un sector financiero en crisis y cerrado para las pymes? ¿Seguro que no se entiende la fatiga del pequeño y mediano empresario?
Jesús María Terciado Valls, presidente de Cepyme.
Fuente: El Economista Digital
De todas ellas, ha habido dos de especial trascendencia para las empresas. La reforma del mercado laboral, que ha mejorado la flexibilidad interna de la empresa, en beneficio del empleo -aunque la percepción de sus bondades tarda en llegar, pero llegará, a pesar de la desmesurada campaña en contra capitaneada por los sindicatos y algunos partidos políticos-. Y, en segundo lugar, la actualización de los pagos a proveedores por parte de las Administraciones autonómicas y locales, que ha permitido reducir sensiblemente la morosidad pública y ha compensado el déficit de liquidez que arrastraba el tejido pyme.
Pero el pequeño y mediado empresario -como el autónomo- sigue inmerso en la misma carrera de obstáculos de hace un año. Probablemente, cabe pensar, los grandes y urgentes retos macroeconómicos han exigido toda la atención y todo el esfuerzo de las instituciones públicas. Es probable. En todo caso, echamos en falta que el Gobierno se ocupe algo más, también, de la economía real, que es la que vivimos día a día los pequeños y medianos empresarios de España.
El impacto de la crisis mantiene todo su rigor en el tejido pyme. Si hasta 2009 las pequeñas y medianas empresas pudieron mantener los márgenes de beneficio y el empleo, desde ese año hasta ahora el deterioro ha sido espectacular. El resultado de las pymes se redujo en 2009 en un 65%; en 2010, un 24% más; y en 2011, un 7% más. Y la tendencia de 2012 no es mejor, sino todo lo contrario, porque el beneficio neto ordinario registrado en el primer trimestre ha supuesto una reducción de casi el 41% con respecto al mismo periodo de 2011.
Éste es uno de los indicadores más significativos del particular calvario de las pymes, cuyos datos ofrece trimestralmente el Banco de España (Central de Balances). Y éstos reflejan claramente la especial dificultad de la pyme (prácticamente el 99% de las empresas que operan en España), en comparación con las grandes compañías. En las primeras, por ejemplo, sólo durante los tres primeros años de la crisis (2007-2009), la rentabilidad ordinaria de los recursos propios se contrajo del 9 al 0,5%; mientras que la reducción registrada en las grandes empresas fue del 13 al 9%.
Este diferencial responde, sobre todo, a la mayor dependencia de la pyme respecto de la evolución de la demanda interna, que sigue en términos negativos. Consecuencia de ello es que, en 2011, el VAB de dos sectores de actividad tan importantes del tejido pyme, como el comercio y la hostelería, haya registrado un descenso del 2,2%.
El reto de financiarse
Pero, además, las pymes siguen sin financiación. El crédito de la banca sólo fluye -con dificultad- en los casos de renovación de antiguas operaciones jibarizadas y con un mayor coste para la empresa, que en 2011 supuso un incremento de los gastos financieros del 9,6%. Y las vías ajenas o paralelas al sector financiero tradicional (ICO, SGR, el mercado bursátil alternativo, etcétera) o son muy insuficientes o también excesivamente gravosas.De hecho, según el estudio de Sage sobre el sector en 2011, el primer freno para el emprendedor actualmente es la falta de financiación (42%); y, en segundo lugar, la incertidumbre del mercado (22%). A todo ello se une un dato más, que explica en gran medida también la desesperación del pequeño y mediano empresario: el aumento de los impuestos.
Los empresarios podemos llegar a entender, no a compartir, que en esta gran ofensiva contra el déficit público, cuyo control es básico para el crecimiento, el Gobierno se haya visto obligado a aumentar los ingresos por la vía impositiva; y confiamos en que esta subida tan importante de los impuestos -estatales, autonómicos y locales- pueda corregirse a corto plazo. Pero no comprendemos que el ajuste del gasto público no haya afrontado ya una reducción estructural, de manera que el tamaño del sector público se adapte al nuevo estado de los ingresos.
Las Administraciones han tratado de controlar el déficit cíclico, pero no han dado pasos suficientes para afrontar ese necesario ajuste estructural. Y así, mediante algunos recortes y la práctica supresión de las principales partidas destinadas a la inversión, el sector público trata de cumplir unos objetivos de déficit sin alcanzar el tamaño adecuado y sin definir la cartera de servicios básicos que realmente puede ofrecer al ciudadano.
En una España en prolongada recesión, con una demanda a la baja desde hace cinco años, con un mercado seccionado por las normativas autonómicas, imbuidos en el absurdo debate secesionista en lugar de buscar la unidad de mercado, con una burocracia a todas luces desmesurada, sin inversión pública, sin incentivos a la inversión privada, con el aumento de los impuestos y con un sector financiero en crisis y cerrado para las pymes? ¿Seguro que no se entiende la fatiga del pequeño y mediano empresario?
Jesús María Terciado Valls, presidente de Cepyme.
Fuente: El Economista Digital
SOMOS EUROPEOS
Nunca fue más cierto que una imagen vale más que mil palabras. Hoy en día ser europeos, especialmente del sur, significa RECORTES, RECORTES .... Y MÁS RECORTES.
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